martes, 9 de noviembre de 2010

Verano del 94

Recuerdo el verano de 1994 con especial cariño. Estaba a punto de cumplir 15 años y aún no había despertado a la adolescencia en toda su plenitud. Acababa de terminar mi primer año de BUP y mis padres tomaron la (muy inteligente) decisión de desaherse de mi por 1 mes. Disfrazaron el hecho con un curso de inglés en Ciudad Real, ciudad relativamente cercana a mi pueblo de veraneo, que me mantendría ocupado una parte del verano. Nunca imaginé que ese curso haría de mi el hombre relativamente "suelto" hablando inglés que soy hoy en día. Lo de mi "soltura" en el inglés se lo debo a unos profesores nativos que hicieron lo que pudieron; pero el apartado hombre, se lo debo a lo que hoy os voy a relatar.

El mes de curso lo pasamos en una residencia universitaria llamada "El Doncel" que en verano se reconvertía en estos menesteres. De aquel intenso mes, recuerdo especialmente las canciones que sonaban por la megafonía a la hora de levantarnos ("Friday I'm in love" de The Cure) y la que se encargaba de mandarnos a dormir, una vez que el día había acabado (La BSO de la película "El piano"). Estábamos distribuidos en habitaciones dobles, repartidas en pasillos y todo ello distribuido en 2 alas. La parte masculina y la femenina. Domar a aquellas fieras de entre 14 y 18 años no debía de ser fácil... así que continuamente teníamos excursiones, como la que hicimos a Almagro, un pequeño pueblo cercano, muy conocido por su "Corral de comedias" del siglo XVII, perfectamente conservado. Otra actividad que llenaba nuestras tardes era el ping-pong, en el cual llegué a destacar, no por mi técnica depurada, si no porque era rápido y ágil devolviendo las bolas, lo que acababa por desesperar a mis adversarios. No obstante, en lo que destaqué, llegando a recibir el reconocimiento unánime de mis compañeros, fue eruptando. Madre del amor hemoso, qué forma de retumbar por las calles de Ciudad Real, esos gases que salían de mi garganta tras la acelerada ingesta de una o varios Coca-Colas, compradas en los supermercados de la zona...

Pero sin duda, ese mes me descubrió algo nuevo para mi. Era un experto desde el punto de vista teórico, pero... de práctica nada de nada. Durante ese mes, anduve un poco perdido con todas las chicas que allí había (¿acaso dudábais que hablaba de este tema...?), hasta que a dos días de acabar el curso, una chica llamada Mila, de piel clara e inquetantes ojos azules, me declaró su apasionado amor. Así. De repente. La noticia me dejó un poco traspuesto, porque se suponía que mi vecino de pasillo, un tal Bautista, estaba detrás de ella. Ni corto ni perezoso, me dirijí a mi amigo y a riesgo de perderlo como amigo o lo que era peor aún, algún diente fruto de un puñetazo, le expuse el tema. Él que era bastante pragmático, me dijo que puesto que él ya no tenía posibilidades, lo mejor era que me la llevara yo. Pocos veces he vuelto a ver un gesto de amistad así de grande. La suerte estaba hechada. Volví a por ella, "la pedí de salir" y nos hicimos novios. Os recuerdo que en mi época, los chicos "pedíamos de salir" a las chicas y automáticamente se convertía en tu novia. Nada de mamarrachadas de eso de "rollo" y mandangas por el estilo.

La tarde del día siguiente la dedicamos a dar un paseo por Ciudad Real, pues nos teníamos que conocer un poco. Ella, era de un pueblecito cerca de Talavera de la Reina y un par de años mayor que yo. Eso le proporcionaba cierta ventaja en nuestra relación. Yo estuve nervioso toda la tarde, sin saber qué hacer, salvo pasear con ella y decir sandeces. Eso, pasados casi 17 años de entonces, me sigue pasando por cierto... El caso es que al llegar la noche, los cuidadores habían preparado una gran fiesta de despedida. Cena copiosa y guateque posterior para todos los presentes, aderezado del acceso a una terraza junto a la pista de baile, que se llenó esa noche de las varias parejas que se habían formado en aquel mes. Y allí me plante con mi chica. Con mucha teoría en la cabeza, pero pocos planes reales de cómo funcionaba eso de tener novia, fueron pasando las horas. Al cabe de un buen rato, se nos plantó delante una pareja amigos con cara de asombro.

¿Qué hacéis ahí tan parados? Nos inquerió él.

Pues mira, aquí... le contesté dubitativo.

Estáis ahí sin hacer "nada"... ¿a qué esperáis? Dijo la chica de mi amigo.

El silencio fue nuestra respuesta.

!Te lo voy a tener que enseñar todo! Gritó mi amigo con gran resignación. !Mira cómo se hace! Añadió. Y le plantó un beso a la novia de esos de película.

Yo puse cara de poquer y ellos se marcharon entre risas. No me quedó más remedio que confesar... Mi chica llevaba esperando que yo me lanzara desde aquella tarde y mi inoperancia era digna de un "junior". Con gran rubor le dije que era mi primera chica y que no tenía muy claro cómo funcionaba esto. Por suerte, Mila, con sus 16 años, pueso toda su experiencia encima de la mesa y me dijo un cariñoso: "Mira imbécil, se hace así". Y así fue como llegó mi primer beso. Los siguientes fueron mucho más fáciles, más elaborados y tan llenos de cariño como de complicidad. Fue una noche maravillosa... la pasamos entera abrazados, llenándonos de besos y arrumacos, como si no hubiera un día siguiente...

Pero el día siguiente llegó. Y era el último. Mis padres vinieron a recogerme por la mañana. Y yo nervioso como un flan, no quería irme de aquel lugar. Aunque nos habíamos despedido al irnos a dormir, tenía la esperanza de besarla por última vez esa mañana. Pero no la vi. Y mi recuerdo de ella se quedó para siempre en esa terraza, con un techo tamizado de las estrellas que aquella noche de verano vinieron a vernos. Durante un tiempo estuvimos carteándonos, con la vaga esperanza de que nuestras vidas se volvieran a juntar.

Hoy en dia, recuerdo aquel mes y trato de juntar en mi mente las nuevas sensaciones que acumulé en tan poco tiempo. Ella, Mila, fue sin duda la guinda del pastel de mi entrada en el mundo adulto. Gracias por tu infinita paciencia y tu delicada dulzura. Gracias.


9 comentarios:

  1. míguel que bonito....... me ha encantado la historia.
    donde se ponga lo de "quieres salir conmigo" que se quiten los follamigos y los cibernovios de ahora a que si?

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  2. MMMM.... sería gracioso q la volvieses a encontrar no? Qué historieta más melancólica! Yo ahi tenia mis 11 inocentes años!! :)

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  3. Gracias chicas por pasaros por el blog y leer mi historia. "Intuía" que sería del agrado de mi público más femenino... ;-)

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  4. jajaja, hiciste algún tipo de trueque con Bautista? tú le diste 2 cabras? jajja

    vale chicas, no penséis que he perdido el tacto,
    pero Miguel debería intentar buscar a ese alma gemela perdida en el tiempo... quién sabe?

    muy bonita historia!

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  5. Muy bonito, seguro que si ella lo leyera le encantaría saber el buen recuerdo que guardas de esos días.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Chico creo que somos de la misma quinta, ( yo soy del 78 ) y me has hecho recordar esos veranos de mi niñez, ( porque sigo pensando que era un niño ) y esos amores de verano que nunca mas hemos vuelto a ver ...

    Un relato precioso y una lagrimita

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  8. que inocentes eramos con esos años los de nuestra 5ª...ahora saben misa, latín y de todo los que tienen esa edad jejeje

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  9. que bonita historia, deberias proponerte escribir mas en serio, consigues que los lectores nos metamos en la historia por completo...

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