lunes, 14 de octubre de 2013

Domingo de otoño

El suave ronroneo de mi pequeña gran moto, de la que os he hablado mil veces, me está haciendo disfrutar de esta tarde de domingo. Una de esas tardes de domingo, que nacen otoñales, pero cual adolescente rebelde, se niega a seguir los pasos que le marcan y decide travestirse en una estupenda tarde primaveral. Es el estado ideal para un viaje en moto. El sol calienta, pero no lo suficiente para hacer caluroso el ir "disfrazado de romano" (así llamo yo al ponerse el trajo de moto), y la marea es refrescante, sin dejarte los huesos helados. Ideal.

Las carreteras secundarias son el escenario perfecto para mi moto y para mi. Hay curvas de radio medio, que te dan tiempo a ir curioseando el paisaje en busca de algún ave especialmente llamativo o de un conejete que se asoma, para oir a los dos cilindros que llevo entre mis piernas pasar su mano por el lomo de La Mancha. 

Mi moto y yo, a veces, somos uno. Le debo mucho. Más de una vez me ha devuelto la cordura tras algún fracaso amoroso o alguna simple puñalada trapera de la vida. De esas que todos tenemos. Yo tengo. Tu tienes. Y no debemos temer las que tenemos. De esas ya nos hemos recuperado. Debemos temer las que están por venir. La herida que mi Varadero me estaba lamiendo ese domingo, no era más que una costilla rota y una amarga frase repetida dentro del casco: "¿en qué puta hora decidí meterme en esto..?"

En una de esas miradas perdidas al paisaje, redescubro una de mis deudas pendientes, los molinos que vigilan la ruta de todo turista manchego. Allí en lo alto, me miran los molinos y me reclaman la visita que hasta ahora había evitado hacerles. No tengo tiempo. No tenía. Pero ahora, se ríen en mi cara y me recuerdan que gracias a mi última "costilla rota" tengo todo el tiempo del mundo para dedicárselo. Esas rutas olvidadas, pendientes de que 20 euros de gasolina y una tarde libre aparecieran ante mi. Pues aquí estamos. Los 20 euros, el tiempo libre, mi Varadero y yo mismo.

La subida me deja estupefacto. Me cago en la puta. Pero qué grande es La Mancha. Joder. Y mi Varadero y yo que tenemos que atravesarla. No pasa nada. Ella tiene ganas de marcha y yo ni te cuento.


La lenta caída del sol me recuerda que es él el que calienta y que su ausencia en un par de horas me hará el viaje menos agradable. De nuevo a la carretera, que mucho tiempo de parada, activa las neuronas y de ellas no puedo esperar nada bueno. Son las que me meten en los problemas. Y pocas veces son las que me sacan.

Carretera. Ronroneo de motor. Gas. Toque de freno. Gas. Bajamos marcha. Si tuviera que hacer una única cosa en esta vida, sería ésta.

Me cruzo con una ambulancia. Imagino que a algún abuelete le ha dado un dolor y se lo llevan al hospital a que le dejen nuevo. Pero 500 metros más allá, un par de guardias civiles, me piden que me desvíe de mi carril. El mío está ocupado. Hay un un coche volcado. Joder. La ambulancia venía de aquí. Alguien que disfrutaba con mi tarde de otoño travestida de primavera se acaba de estrujar en el asfalto. Paso con toda la precaución posible. Pero giro la cabeza. Algo me ha llamado la atención.

Una chica. 25 años. Está andando sola, en mitad de un sembrado. Tiene la cara descompuesta, rota por el dolor del accidente. Ella ha debido salir ilesa. Su marido, su amigo, su padre, su novio se está desangrando camino del hospital y ella está allí, maldiciendo en voz alta y llorando a lágrima viva.

Mi viaje ya no es el mismo. No dejo de pensar en el dolor de ella. Él, con suerte, no es consciente del dolor que está generando. Pero es afortunado. Alguien lo está llorando. No todos tenemos eso. Mi moto ya no ronronea igual. La Mancha ya no es tan bella. La tarde ya no me conforta. Ahora me hiela. Pero estoy vivo. A veces se me olvida. Vivo para vivir la vida. ¿Y si lo aprovecho...?

Posdata: este post está dedicado a todos/as los que me reclamaban un post desde hace tiempo. Tal vez no sea lo que esperábais. Mejor. Lo esperado tiende a defraudar.

6 comentarios:

  1. los pelos como escarpias con ese final tan desgarrador!
    si la Vaquero levantara la cabeza...

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  2. me ha encantado míguel, espero que no tardes tanto en escribir el siguiente vale????un beso

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  3. Muy bueno tío. No nos vuelvas a dejar tanto tiempo sin disfrutar tu arte con la pluma. Y nada tu mismo lo has dicho... a vivir la vida a tope, ostia joder!

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  4. ya estás tardando en escribir otro!!!!!

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  5. Esperando con ansias en que escribas otro post

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  6. Qué bueno leer sus líneas . Siempre lo haré. Estoy en Bogotá . Andando en mi Yamaha Xt 350cc año 1998 . Cercana al 1'000.000 de kilómetros . Quizás no me recuerdas . Hace años me enviaste el correo de los catálogos y manuales de taller . La reparé y anda fuerte. Saludos !.

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