Aventuras y desventuras de un Fraguel Rock motero

Como los pobres somos así, la única semana de vacaciones que tengo al año, la he dedicado a viajar con mi incansable Varadero por esos mundos de dios. En una semana nos hemos recorrido un poco el norte de España y Biarritz, de Francia, que a la Honda le gusta cruzar fronteras, antojadiza que es ella...

Como compañeras de viaje, mi moto ha tenido a una Yamaha Diversion 900, una Kawasaki ER-5 y una pequeña Yamaha Virago 250. Ella ha sido la protagonista del viaje, pues su escasa cilindrada no ha sido obstáculo para recorrer los 1.600 kms del viaje. Y como el que suscribe, no tenía compañera para el viaje, me he llevado a alguien muy especial...

Mi compi con su arnés de seguridad. ¡La cara de susto es de serie!

La ruta, os la señalo con Google maps, ¡que es muy práctico para estas cosas!

Ver mapa más grande

Del viaje os podría contar mil cosas, pero os resumiré lo más llamativo. El sábado día 14, iniciamos con mucho frío hasta que por fin llegamos al primer camping. Allí, el frío y la lluvia, hizo a alguno de los componentes pensar en el abandono... por suerte, todo mejoró al día siguiente, al cruzar la frontera con Francia. Por cierto, que ya no es lo que era... ni cartel de bienvenido a Francia ni gaitas... me he quedado con la foto más deseada del viaje... en fin...

Camping en Navarra, muy cerca de Francia

De Biarritz nos gustó casi todo, bonita ciudad, con una playa amplia y no masificada. Las francesitas son bastante guapillas y los moteros franceses saludan siempre ¡qué gusto da viajar por el pais galo! Otra curiosidad es que me resultó imposible encontrar una pegatina de Francia o con la bandera francesa allí... es el Pais Vasco francés y solo hay ikurriñas por todos lados... Curiosamente, el número 64 representa tambien a esta región y se puede ver en muchas tiendas de ropa, como complemento en camisetas y sudaderas, curioso...

Playa de Biarritz

El paso a España lo hicimos por carreteras nacionales y en San Sebastián coincidimos con la Semana Grande. Vimos unos fuegos artificiales, capaces de enmudecer "la pólvora" de mi pueblo, la cual nos perdimos por hacer este viaje. Mucho ambiente en esta bella ciudad, ahora si que me creo eso que dicen: la ciudad más bonita de España.

Pescaderia del centro de San Sebastian

De ahí fuimos a Santander, que se reveló como la más completa por varios factores: camping muy bueno, y bien situado, playas muy bonitas, con una cala cerca del camping de postal de cine. Además, la ciudad es grande sin resultar abrumadora y puede recorrerse en bici o a pie sin agobios.

Cala junto al camping en Santander

En visita relámpago, fuimos a Santillana del mar, que es un pueblo pequeño y lleno de historia. Ya lo conocía, pero mis compañeros de ruta, incluido el Fraguel Rock no, así que nos fuimos a visitarlo y a deleitarnos son un cocido montañes y unos sobaos pasiegos, ambos ¡de Oscar a la mejor gastronomía!

Santillana del mar (el que bosteza es un amigo jajajaja)

El retorno a Toledo lo hicimos pasando por La Bañeza, que este fin de semana pasado celebraba su tradicional carrera de motos en su añejo circuito urbano. No pudimos disfrutar de las motos, pero si del ambiente (casi, casi un MotoGP en pequeño) y camping gratuito jejeje.

Resumiendo, más de 2.000 kms despues, si contamos el retorno a mi Albacete querido, pero lleno de recuerdos, pleno de experiencias y una nueva idea rumiando en mi cabeza... tal vez un cambio de moto, o una para complementar a mi Varadero... en próximos post os lo desvelaré.