"Las mujeres como Veronica Lake eran la perdición de todo macho cabal y, aún así, no cabía sino amarlas con desesperación y perecer traicionado por su perfidia".
Esta frase, extraida de "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón, es una de esas frases de la que marcan la lectura de un libro. No cabe duda de que uno se enfrasca en un libro si es capaz de identificarse con el personaje central de la trama. En este libro (del que hablaré en otro post) está lleno de momentos mágicos, momentos en los que tienes que parar unos segundos, tomar aliento y releer entre lágrimas algunos párrafos que parecen arrancados de tu alma y solo cuando te enfrentas a ellos, sabes que el día que se ecribieron, alguien dejo constancia en papel, de eso que tu corazón no era capaz de expresar.
El problema es, que esas frases o párrafos, que tu corazón no sabe materializar, sí que puede sentirlas, arrollado por sus consecuencias... una vida entera dedicándole tus anhelos, tus desvelos, tus lágrimas secas y tus nudillos ensangretados en cualquier pared de un bar de moda, a alguien como Veronica Lake.
No quiero culpar a las "Veronica Lake" de este mundo, ni tampoco a mi "Veronica Lake". Ellas no saben los estragos que han causado en tantos y tantos hombres (primero niños, luego hombres). Hombres que entran en esa vorágine de idas y venidas, de horas de amor y años de dolor. Como marineros sin rumbo nos sentimos esos hombres, en las aguas de las "Veronica Lake" que pueblan las vidas de cada uno de nosotros. Marineros, que en medio de una tormenta, tratan de mantener a flote su barco, desconociendo que hace mucho tiempo que perdieron el timón de su vida, en manos de un amor imposible...
Os cuento esto como un desahogo, que no proviene de algo concreto y reciente en mi vida. Es más bien una reflexión, una parada en el camino para elevarme sobre mi mismo y valorar mis idas y venidas en este juego-guerra que es el amor. Sólo tras leer "La sombra del viento" me he visto capaz de dejar constancia de ello. Muchas veces os he contado cara a cara mis éxitos y mis fracasos (proporcinalmente más numerosos estos) en dicho juego-guerra. Ahora, un poco más sabio, con más arrugas y con el corazón más endurecido tengo las palabras del autor del libro (Carlos Ruiz Zafón), para dar forma a esas sensaciones que me inundan de vez en cuando.
Lo creáis o no, el tener estas frases en mi cabeza me ayudan a capear las tormentas que se desatan en mi corazón de vez en cuando. Os recuerdo chicos/as que en las guerras hay vencedores y vencidos, pero en las tormentas (como en mis amoríos) todo acaba con un marinero empapado, agotado por el cansancio y con el alma vacía y preguntándose cómo será la siguiente "Veronica Lake" que arrase con las pocas ganas por vivir en esta vida que le quedan.
tu descripcion sobre la femme fatale es impresionante, lo que deseas con ganas pero sabes que solo tendras lo que ella quiera darte, la sensacion de vacio que te queda con su ausencia.... Un amigo me enseño hoy que hay que moderarse y si no puedes hacerlo por tus propios medios visualiza a alguien que te modere, yo desde hace 72 ...........no dire si son años,dias u horas pero hace 72 visualizo al caballero montado en un bestia del siglo XXI el cual me rescatara de mi deseo,desesperacion y muchas veces angustia. Quizas no sea la solución, pero las palabras de mi amigo tranquilizaron el animal que llevo dentro y despues de relajarlo lo motivaron a beber en sorbos pequeños para saborear el dulce y amargo sabor de este momento.
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